A 42 años del Cordobazo, el mismo desafío
“… Que la clase obrera
juegue un rol principal en la lucha por una sociedad, para construir un
sindicalismo que no solo supere el nefasto papel de una burocracia sindical
subordinada a los de arriba o el de aquellos sectores que concilian con el
gobierno para obtener migajas en el reparto de la miseria, sino que sea un
sindicalismo capaz de ejercitar el auténtico clasismo, es decir que la clase
obrera sea gestora de la unidad y la organización del pueblo y la lucha por la
liberación…”
Agustín Tosco
Córdoba
se había convertido en la capital industrial del interior. En ella estaban
instaladas la mayoría de las fábricas de automotores del país, una industria
moderna propiedad de poderosas sociedades extranjeras como Fíat y Renault. Esta
última había adquirido las instalaciones de Industrias Kaiser Argentina, IKA,
de origen estadounidense, radicada en Córdoba desde 1955 y dedicada a la
producción de automóviles. Los obreros industriales que trabajaban en esas
plantas recibían salarios más altos que el salario promedio industrial
percibido en otras provincias. Como resultado de todos estos factores, en la
ciudad de Córdoba se profundizó el proceso de urbanización.
El 13 de mayo de 1969, la Dictadura derogó los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés en Mendoza, San Juan, Tucumán y Córdoba. Al mismo tiempo también anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios. En Córdoba, las regionales de SMATA - el Sindicato de los Mecánicos de Automotores y Transportes de la Argentina -, de Luz y Fuerza y la UTA - Unión de Tranviarios Automotor- convocaron a una asamblea general. Las conducciones de estos tres sindicatos, cuyos trabajadores recibían los salarios más altos del país, lideraron la protesta. La sesión de esa jornada terminó con un enfrentamiento con la policía y un llamado al paro general.
El 13 de mayo de 1969, la Dictadura derogó los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés en Mendoza, San Juan, Tucumán y Córdoba. Al mismo tiempo también anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios. En Córdoba, las regionales de SMATA - el Sindicato de los Mecánicos de Automotores y Transportes de la Argentina -, de Luz y Fuerza y la UTA - Unión de Tranviarios Automotor- convocaron a una asamblea general. Las conducciones de estos tres sindicatos, cuyos trabajadores recibían los salarios más altos del país, lideraron la protesta. La sesión de esa jornada terminó con un enfrentamiento con la policía y un llamado al paro general.
El 29 de mayo de 1969, obreros y estudiantes cordobeses y de otras
provincias salieron unidos a las calles de Córdoba. Ante la magnitud de la
movilización; Onganía ordenó que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo de la
represión. La protesta fue un hecho localizado en la ciudad de Córdoba y como
resultado de los enfrentamientos hubo presos, decenas de heridos y 16 muertos.
Dirigentes como Agustín Tosco, fueron detenidos y juzgados por la farsa de
Onganía, imponiendo los Consejos de Guerra.
El
Cordobazo significó entre otras cosa un salto en el nivel de conciencia de los
trabajadores y desde entonces se convirtió en un símbolo de los trabajadores.
La activa participación de la clase obrera en esta gesta histórica posibilitó
un significativo avance en la recuperación de los sindicatos de manos de la
burocracia sindical, como así también el surgimiento de una nueva camada de
delegados y activistas sindicales que comenzaron a plantear a sus compañeros
que “el movimiento obrero debe
organizarse independientemente del Estado y de los patrones, y además, la
unidad en la lucha para expulsar a la burocracia sindical.”
El Cordobazo mostró la capacidad de lucha de la clase
trabajadora cuando se pone de pie y cómo arrastrar bajo su dirección, a otros
sectores oprimidos de la sociedad
El
“poder de turno”, consciente del peligro que significaba para sus intereses esa
nueva camada de dirigentes sindicales, y la certeza de que la burocracia
sindical ya no servía para contener las luchas de los trabajadores, puso en
movimiento todo el aparato del estado para perseguir y encarcelar a sus
dirigentes sembrando el terror no sólo con los despidos sino con eliminación
física. El botín más apetecido por la
Dictadura Militar, fue esa camada de dirigentes, delegados y activistas, hijos
del Cordobazo.
El
Cordobazo, 42 años después
El
clasismo de los años setenta rescató para la clase obrera su rol histórico como
sujeto activo. Esta experiencia no quedó encerrada en las fábricas de Córdoba
sino que traspuso sus fronteras y se instaló en los cordones industriales de
Villa Constitución y un poco más tarde
llegó al conurbano bonaerense, donde se conformaron las coordinadoras de
comisiones internas, cuerpos de delegados y activistas, entroncando con una
profunda tendencia antiburocrática que anidaba en las clases obreras.
En este nuevo 29 de mayo, los
trabajadores debemos reivindicar, difundir y recordar estas
luchas. Generando instancias de participación, impulsando asambleas y
construyendo organizaciones de base mediante la unidad de los trabajadores. Todos de alguna manera, deberíamos
ocupar un lugar en esta lucha.
“La rebeldía, la decisión y la
solidaridad son lo que hace falta, y el lugar adecuado para empezar el camino
es nuestro propio lugar de trabajo”
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