domingo, 29 de mayo de 2011

29 de Mayo de 1969

A 42 años del Cordobazo, el mismo desafío


“… Que la clase obrera juegue un rol principal en la lucha por una sociedad, para construir un sindicalismo que no solo supere el nefasto papel de una burocracia sindical subordinada a los de arriba o el de aquellos sectores que concilian con el gobierno para obtener migajas en el reparto de la miseria, sino que sea un sindicalismo capaz de ejercitar el auténtico clasismo, es decir que la clase obrera sea gestora de la unidad y la organización del pueblo y la lucha por la liberación…”

Agustín Tosco
¿Que fue el Cordobazo?

Córdoba se había convertido en la capital industrial del interior. En ella estaban instaladas la mayoría de las fábricas de automotores del país, una industria moderna propiedad de poderosas sociedades extranjeras como Fíat y Renault. Esta última había adquirido las instalaciones de Industrias Kaiser Argentina, IKA, de origen estadounidense, radicada en Córdoba desde 1955 y dedicada a la producción de automóviles. Los obreros industriales que trabajaban en esas plantas recibían salarios más altos que el salario promedio industrial percibido en otras provincias. Como resultado de todos estos factores, en la ciudad de Córdoba se profundizó el proceso de urbanización.

El 13 de mayo de 1969, la Dictadura derogó los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés en Mendoza, San Juan, Tucumán y Córdoba. Al mismo tiempo también anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios. En Córdoba, las regionales de SMATA - el Sindicato de los Mecánicos de Automotores y Transportes de la Argentina -, de Luz y Fuerza y la UTA - Unión de Tranviarios Automotor- convocaron a una asamblea general. Las conducciones de estos tres sindicatos, cuyos trabajadores recibían los salarios más altos del país, lideraron la protesta. La sesión de esa jornada terminó con un enfrentamiento con la policía y un llamado al paro general.
El 29 de mayo de 1969, obreros y estudiantes cordobeses y de otras provincias salieron unidos a las calles de Córdoba. Ante la magnitud de la movilización; Onganía ordenó que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo de la represión. La protesta fue un hecho localizado en la ciudad de Córdoba y como resultado de los enfrentamientos hubo presos, decenas de heridos y 16 muertos. Dirigentes como Agustín Tosco, fueron detenidos y juzgados por la farsa de Onganía, imponiendo los Consejos de Guerra.

El Cordobazo significó entre otras cosa un salto en el nivel de conciencia de los trabajadores y desde entonces se convirtió en un símbolo de los trabajadores. La activa participación de la clase obrera en esta gesta histórica posibilitó un significativo avance en la recuperación de los sindicatos de manos de la burocracia sindical, como así también el surgimiento de una nueva camada de delegados y activistas sindicales que comenzaron a plantear a sus compañeros que “el movimiento obrero debe organizarse independientemente del Estado y de los patrones, y además, la unidad en la lucha para expulsar a la burocracia sindical.”
 
El Cordobazo mostró la capacidad de lucha de la clase trabajadora cuando se pone de pie y cómo arrastrar bajo su dirección, a otros sectores oprimidos de la sociedad

El “poder de turno”, consciente del peligro que significaba para sus intereses esa nueva camada de dirigentes sindicales, y la certeza de que la burocracia sindical ya no servía para contener las luchas de los trabajadores, puso en movimiento todo el aparato del estado para perseguir y encarcelar a sus dirigentes sembrando el terror no sólo con los despidos sino con eliminación física.  El botín más apetecido por la Dictadura Militar, fue esa camada de dirigentes, delegados y activistas, hijos del Cordobazo.
 
El Cordobazo, 42 años después

El clasismo de los años setenta rescató para la clase obrera su rol histórico como sujeto activo. Esta experiencia no quedó encerrada en las fábricas de Córdoba sino que traspuso sus fronteras y se instaló en los cordones industriales de Villa Constitución y un poco  más tarde llegó al conurbano bonaerense, donde se conformaron las coordinadoras de comisiones internas, cuerpos de delegados y activistas, entroncando con una profunda tendencia antiburocrática que anidaba en las clases obreras.

En este nuevo 29 de mayo, los trabajadores debemos reivindicar, difundir y recordar estas luchas. Generando instancias de participación, impulsando asambleas y construyendo organizaciones de base mediante la unidad de los trabajadores. Todos de alguna manera, deberíamos ocupar un lugar en esta lucha.

La rebeldía, la decisión y la solidaridad son lo que hace falta, y el lugar adecuado para empezar el camino es nuestro propio lugar de trabajo” 




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