sábado, 1 de mayo de 2010

1 de mayo

Día internacional de los trabajadores

LOS DERECHOS NO SE MENDIGAN...

 SE DEFIENDEN

Se defienden cambiando todo lo que debe ser cambiado.
Se defienden con igualdad y libertades plenas,
Es liberarnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos,
Es desafiar a los poderosos dentro y fuera.
Es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio,
Es modestia, desinterés y solidaridad,
Es no mentir jamás ni violar principios éticos.
Es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la voluntad de los que luchan,

Hace 124 años en pleno corazón de Estados Unidos, estallaba la huelga general por las 8 horas de trabajo. Desde el 1º de mayo, el paro fue total y con demostraciones multitudinarias de trabajadores. Con la bendición de la iglesia, los empresarios incitaban mediante sus periódicos a la población a combatir a los “agitadores extranjeros”, formaron guardias blancas con matones a sueldo y montaron provocaciones. Como la bomba que el 4 de mayo, en medio de una gran manifestación, mató a policías y obreros y dio el pretexto para reprimir y luego encarcelar y condenar a 8 dirigentes obreros.

Con gran dignidad enfrentaron el juicio y el 11 de noviembre de 1887 fueron ahorcados los alemanes Spies, Fischer, Engel, Schaw, el estadounidense Parsons y el inglés Fielden. Otro norteamericano, Neebe, fue condenado a 15 años de prisión y el alemán Lingg se mató sin dar el gusto a sus verdugos.

Los obreros de todo el mundo los llamaron los Mártires de Chicago. En 1889 en París, el Congreso Obrero Internacional, proclamó el 1º de mayo “Día Internacional de los Trabajadores”. 

En Argentina, la primera conmemoración se realizó el 1º de mayo de 1890, organizado por el Club Socialista Worwarts. Los oradores del acto hablaron en castellano, alemán, francés e italiano.
Pronto, las manifestaciones obreras del 1º de mayo fueron multitudinarias en Argentina y en todo el mundo. Eran actos de protesta y de lucha, expresión de la irreconciliable contradicción entre el capital y el trabajo.

Ciento veinticuatro años después, siguen resonando las palabras que el imprentero George Engel –uno de los mártires de Chicago-, le exclamó a sus verdugos:

“¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras algunos acumulan millones, otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad y el bienestar. No combato individualmente a los capitalistas, combato el sistema que produce sus privilegios. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus enemigos y quienes sus amigos”


Como en los Hospitales, como en el Subte, como los Docentes de Neuquén, como en Terrabusi, como los Estatales de Bs. As., como en el Diario Crítica, como en las fábricas recuperadas y como todos los trabajadores del país; que hoy nos muestran el camino para enfrentar en serio a las patronales explotadoras y a la burocracia sindical entregadora.

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